Ya termina el mes de diciembre. El Colegio ya no tiene alma, ni juegos, ni risas, ni vida. Una que otra alma docente en pena deambula por los desolados pasillos ahora sin carreras infantiles. Que largo fue este año, heladísimo en invierno y de un calor agobiante ahora que el verano ya nos pisa los talones. Graneros es especialmente caluroso, no tengo la explicación meteorológica ni geográfica del por qué es así, pero de lo que sí estoy seguro es que este pueblo está un par de peldaños más cerca del sol, y esto se hace sentir cuando el mismo calor nos quita hasta el último fragmento de oxígeno de la sala de clases.
El trabajo de este año en este Colegio ha sido extraño. Desde el comienzo me enfrenté a un contexto en el cual nunca antes estuve inmerso, con niños y niñas muy distintos y distintas a lo que había conocido. La misma sensación tuve con mis colegas. Y bueno, con el tiempo me pude dar cuenta que el realmente extraño, ajeno y desencajado en este lugar era yo. Las razones de mi afirmación están demás, no creo que tenga sentido hacer un análisis del por qué nacieron estas sensaciones.
Fue en este contexto en el que comencé a fomentar y practicar el periodismo entre los chicos y las chicas. Al comienzo fue todo un éxito, una sala repleta de infantiles ojos me esperaba para la primera sesión. Pero la asistencia no fue la misma cuando les conté que el taller intentaría mejorar aspectos relacionados con el Lenguaje, y que la herramienta principal para lograrlo sería la escritura misma. Esta reacción es propia de cualquier alumno o alumna de Chile, el desencanto por la escritura ha calado en lo más profundo de sus mentes, por lo que motivarlos y captar su interés por el mundo de las letras no es tarea fácil, sobre todo cuando esa labor depende única y exclusivamente de ti.
Así fue como en la sala fueron sobrando cada vez más sillas. Finalmente, aunque suene increíble, quedaron sólo dos puestos ocupados, uno con Diego y el otro con María Alejandra. Pienso que muchos de mis colegas hubieran suspendido el taller ante tan mínima concurrencia, pero a mi me pareció una falta de respeto al interés mostrado por este par de entusiastas periodistas.
Nos embaucamos entonces en un concurso a nivel nacional que consistía en la elaboración de un diario, pero la desventaja numérica nos jugó una mala pasada y no dimos a basto para terminarlo en los plazos establecidos en las bases. Esto no significó una baja en nuestro entusiasmo y convicción de utilizar el periodismo como una herramienta de comunicación masiva, y así fue como llegamos a la construcción de este espacio en el mundo virtual, en donde hemos echado a volar nuestra imaginación en conjunto con nuestros intereses, nuestro esfuerzo, nuestra autonomía, y nuestras ganas de dar a conocer la realidad (desde nuestra perspectiva) que rodea a la comunidad de la que Diego y María Alejandra forman parte.
Mi rol más que el de profesor fue el de coordinador. Nunca impuse un tema, ni cuestioné las desiciones que tomara el equipo, mi labor fue más bien la de corregir la ortografía y la gramática de los textos (lo que sólo en un comienzo ameritó mucho tiempo, al final la autonomía del alumnado alivianó mi carga) y la de escoger las fotografías que tuvieran que ver con el texto. El aspecto técnico del blog también estaba a mi cargo, pero desde el comienzo los tres tuvimos acceso al sitio.
Cuando subimos el primer texto y comenzaron a aparecer los comentarios de nuestros lectores y nuestras lectoras la reacción del equipo fue de las mejores, definitivamente fue la mejor inyección anímica, y el orgullo de Diego y María Alejandra llegó hasta las nubes al ver que eran leídos por un grupo no despreciable de adultos críticos.
Así seguimos avanzando en variados temas, todos planteados sin excepción por ambos. Así hasta hoy, cuando por fin me tocó escribir a mi (y sólo porque los chicos ya salieron de clases). Hoy se cierra un proceso y se abre uno nuevo y profundamente más interesante. Hoy la labor de coordinador deja de existir y la autonomía de la mano de la autogestión se toman el cielo por asalto. Ahora Diego y María Alejandra quedan a cargo de todos los aspectos de este espacio comunicativo. Agradezco a todos y todas los que apoyaron nuestro blog (¡y a los que no también!), agradezco a la tecnocología por darnos la oportunidad de dar a conocer nuestra mirada al mundo entero, pero principalmente, agradezco a Diego y a María Alejandra por darme la oportunidad de seguir creyendo y practicando la Educación Libertaria, por darme la oportunidad de encantarme con la autonomía y finalmente por permitirme seguir soñando en construir un mundo distinto con personas pensantes y accionarias.
Esteban Figueroa Cornejo
Profesor de Educación General Básica
